Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado

El primero de junio de 1963 Cuba celebra por primera vez el Día Internacional de la Infancia, instituido por acuerdo de la Conferencia Internacional de Defensa de la Niñez celebrada en Viena en abril de 1952.

Los niños no son frágiles. Son claveles de bronce, alelíes de acero.
Deja que el niño ría, que corra, que se alegre,
libre de este nocivo sobresalto paterno.
Los niños no nacieron para morirse niños,
sino para crecer y enarbolar banderas.
Sí. Deben entrar al mundo sin conocer las tumbas
casi con la certeza de no morirse nunca.
La vida no es hermosa midiendo los peligros.
Si quiere ser marino, que ate el mar a sus remos.
Si quiere ser piloto de los aires,
que se ponga una estrella de sombrero.
Si quiere ser minero, que baje a los abismos
confiado en las linternas de sus ojos.
Si quiere ser soldado, que lo sea:
Que combata entre nubes de pólvora o de plomo,
y traiga de regreso, la justicia en las manos,
heridas en el pecho y estrellas en los hombros.
Que crezca sin temores. Como crecen los toros,
los robles y los pueblos.
No cortemos sus alas recién aparecidas
con las frías tijeras de este miedo.
Los niños no son frágiles.
Son claveles de bronce,
alelíes de acero.

(Fragmento del poema Elegía del cuchillo, de Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí)

“Aunque todavía no decido qué seré cuando sea grande, sí quiero seguir siendo cubano”.