Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado

El 31 de marzo de 1959, mediante la Ley 187, se fundó la Imprenta Nacional de Cuba. Con esto se establecían las bases para la publicación masiva y sistemática de libros, folletos y revistas en un país cuyo consumo per cápita de libros, hasta ese momento, era muy bajo. El primer título publicado fue El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, con el cual quedó inaugurada la colección Biblioteca del Pueblo, destinada a los clásicos de la literatura universal.

Cabalgando con Rocinante

Don Quijote se pasó a nuestras tierras de América con motivo de la guerra de independencia de las últimas colonias españolas y quien heredó e hizo de hecho suya la figura del Quijote fue nuestro héroe José Martí. Tuvo él un ideal inmediato y constante: la libertad de su patria. Como don Quijote, su vida fue, un tejido de “aventuras” y de ”salidas” y la última  acabó heroicamente sus días frente a quienes representaban, la negación de los ideales quijotescos, el ejército represor de ocupación español. Su muerte fue la culminación de una idea sostenida con pasión sin desmayos hasta la muerte en Dos Ríos. En la inmortal figura de Martí se encarnaron las más altos ideales del quijotismo y con él la clásica figura cervantina cobró nueva vida.

¿Por qué hemos titulado a estas breves líneas “Cabalgando con Rocinante”? Pues, porque la expresión está implícita en los primeros renglones de la carta que Ernesto Che Guevara envió a su madre y su padre, poco tiempo antes de ser asesinado en Bolivia. La carta, muy emocionante comienza:

“Queridos viejos.

Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo…”

Ese es nuestro quijotismo, el quijotismo americano que seguirá vivo mientras se tengan ilusiones de un mundo mejor, un mundo en el que quepamos todos y todas con dignidad. Esas ideas son las nuestras.