Carta a su esposa (31 dic 1930)

Sujum, 31 de diciembre de 1930.

Crelita querida:

Antes de ayer recibí tu última carta, que tiene dos fechas, una el 14 y otra el 24 de noviembre, es decir, que demoró treinta y cinco días en llegar a mis manos. Junto con ella (adjunta) recibí una de  Esther. Las cartas de papá y Judith no las he recibido aún. Sí una de David, fecha 7 de noviembre, que me llegó con otra tuya de esa fecha, y una del Chico. Me hablas de las cartas que recibieron mis hermanas y te extrañas de no recibir tu correspondencia. A mí me  asombra eso pues yo te he escrito con frecuencia, y muchas veces por dos vías te he mandado las cartas duplicadas: uso la vía  directa (a casa de Judith) y por medio de Helena y de Moreau y de Jorge he usado la vía Nueva York, (a la dirección de M.T.). Ya no uso la vía Alemania-Hamburgo, pues no confío mucho en ella; y tú no debes usarla tampoco. Para tú escribirme debes usar la vía directa o con intermedio en Nueva York. Yo he mandado a Nueva York mi dirección aquí y te la he remitido dos veces a ti. Creo que cuando ésta (que también envío duplicadas) llegue a tus manos, ya tendrás varias mías anteriores. Chelushka mía: en tu última carta me hablas de preocupaciones en relación con los últimos sucesos de Cuba. Te referías seguramente a los hechos del día 12 de noviembre. He sabido de ellos sólo por unas noticias del New York Times que me copió y envió Gonzalito desde Moscú. Pero nada más. Estoy muy aislado de Cuba. Junco me escribe poco y lacónicamente.

Estoy muy impaciente, deseando saber, al menos, que esta ocurriendo.

Chela querida: todavía no me acostumbro a vivir sin ti . Aun en la vida peculiar de un sanatorio tengo motivos para extrañarte,  puesto que ella me recuerda mis estancias en la Quinta, donde tenía tus visitas, tus cuidados, tus mil atenciones. Desde que estoy  en Rusia no tengo (no sé por qué) mi antiguo sueño natural, de un tirón y sin ensueños ni pesadillas. Aquí sueño casi todas las noches y me despierto una o dos veces cada noche. Casi siempre sueño contigo. También —algunas veces —sueño despierto. Tengo unos deseos inmensos de volver a Cuba. ¿Cuándo será? Ya estoy bastante repuesto, peso ahora ciento veintiocho libras, y ardo en ganas de «entrar en acción». Aquí me agoto de monotonía, de tedio, de fastidio, de no hacer nada. Yo creo que a fines de febrero (dentro de dos meses) podré ir a Moscú y allí se decidirá qué debo hacer: pero mi deseo y mi opinión es regresar a Cuba, o al sur de los Estados Unidos, en caso de que lo primero se considere malo o imposible.

Hoy es el último día del año, de este año tan lleno para nosotros de acontecimientos, de emociones diversas, de alegrías y de penas. Después que te conozco es también ésta una fecha que por  primera vez me encuentra lejos de ti – Hoy te recordaré mucho y reviviré los «años nuevos» que he esperado a tu lado. Tengo siempre conmigo tus retratos, y como tú con los míos, los contemplo muchas veces.. Algunos compañeros a quienes los he mostrado se han admirado de que yo tenga una «Ziená» tan «Krasiva». Joba tenía razón cuando te decía que si venías a Rusia ibas a «hacer furor» (a propósito, ¿cómo siguen tus adoradores de allá, especialmente el vehemente Chaquetón?) ¡Mía! No tengo celos ningunos, pero te amo mucho y quiero estar otra vez a tu lado para disfrutar (ahora con más conciencia) de todo lo bueno de tu compañía, de tu ternura de madrecita, tu ardor de amante y hermandad de camarada.

Recuerdos y saludos para las familias y los campos.

Para ti muchos besos y un abrazo de ocho horas de largo (que es la diferencia entre Cuba y Sujum).

Tu compañero

RUBÉN

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