Salud y enfermedades en La Habana de 1841

Por: Francisco González del Valle
En: La Habana en 1841

Las enfermedades más corrientes —según la estadística publicada en La Cartera cubana en 1840— en la época del verano eran gastritis agudas, fiebres intermitentes, bronquitis, diarreas y en los europeos el tifo intertropical o vómito negro. Y durante el invierno, afecciones catarrales, reumatismos, gastritis agudas. Desde el año 1833, en que apareció el cólera por primera vez en esta ciudad, La Habana no había vuelto a sufrir tan mortal epidemia.

Baños

 Como en 1841 estábamos muy lejos de las comodidades higiénicas actuales, existían numerosos establecimientos dedicados especialmente a brindar al público baños, tanto medicinales como de aseo. He aquí los principales:

Casa de baños en Lamparilla No 4.—D. H., 3 de enero, p. 3.

Casa de baños llamada del Recreo, Calzada de San Lázaro.—D. H., 3 de abril, p. 4.

Casa de baños en Aguiar No 20.—D. H., 1o de abril, p. 4.

Casa de baños en San Ignacio No 109, frente al correo, Plaza de la Catedral.—D. H., 16 de agosto, p. 4.

Casa de baños en Tejadillo No 9 entre Cuba y Aguiar.—D. H., 5 de diciembre, p. 3.

Mención especial merecen los baños de mar y escuela de natación de Regla, de los que dice el D. H., 26 de julio, p. 4: Desde el 11 de julio se abrió la gran casa de baños situada en Regla al lado del muelle de los vapores. El de señoras tiene 18 varas de largo, con la profundidad necesaria para que se puedan bañar sin riesgo. En esta sala se hallan cuartos independientes para desnudarse o vestirse, y los pisos son de tablas. Las señoras no necesitan de carruajes, pues desde el mismo muelle de los vapores pasan al baño. El de los hombres ofrece a los aficionados una diversión casi desconocida en la Habana; en 20 pies de profundidad y 28 varas de largo pueden perfeccionarse en el arte de nadar, tan útil para la salud como necesario para precaver peligros y dar lecciones a los que deseen tomarlas.

Precio: público de señoras y hombres, medio real; baño reservado, por persona 2 reales; lecciones de natación, cada una 2 reales; sábanas, 1 real; calzoncillos, medio real.

En D. H., 3 de agosto, el redactor del Boletín Cubano llamaba la atención sobre lo productivo que sería establecer baños de mar parciales y cubiertos en las múltiples y pequeñas fosas que se encuentran en toda la orilla del mar desde el Castillo de la Punta hasta el Torreón de San Lázaro, y recordaba el proyecto de 1837 del Marqués de Esteban como diputado de la Junta de Beneficencia, para formar baños cómodos y de lujo a un precio conveniente, y otros inferiores que serían gratis. Los únicos baños de mar que existían en esta fecha eran el de la Punta para la tropa, y el de la Beneficencia en el litoral frente a dicho hospicio y para uso de los asilados en él. Mucho más tarde establecieron aquellos baños; unos se llamaban Los Campos Elíseos, otros De San Rafael, y existieron hasta la construcción del Malecón.

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