Declaración de la villa de San Cristóbal de La Habana en ciudad

Por: José María de La Torre
En: Lo que fuimos y lo que somos o La Habana antigua y moderna

Hemos indicado en el capítulo primero que el punto de la plaza de Armas fué el centro de donde irradió la población. Extendióse primero desde allí por las calles de los Oficios y de los Mercaderes, como más próximas al punto de desembarque de los bajeles: por la calle Real (llamada después de la Muralla), que daba salida al campo en un principio (no por la calzada del Monte, sino por el camino de San Antonio, o sea calle de la Reina; en seguida por la parte N. de la calle de la Habana y después por las de Aguiar y Cuba, porque conducían al Torreón de la Caleta, donde de día y noche habían vigilantes para avisar la llegada de piratas, y además servía entonces de paseo su calzada, orillada de uveros y otros arbustos por la siguiente Real Cédula.

En 1532 era ya la Habana la población más importante de la Isla, después de Santiago de Cuba, entonces capital. En 1584 contaba ya cuatro calles, siendo la principal la de los Oficios, llena de tiendas de menestrales. En 1592 se le concedió el título de ciudad.

Don Felipe, por la Gracia de Dios, Rey Castilla, etc. Por cuanto teniendo consideración a lo que los vecinos y moradores de la villa de San Cristóbal de la Habana, me han servido en su defensa y resistencia contra los enemigos, y a que la dicha villa es de las principales de la Isla, y donde residen mi gobernador y oficiales de mi real hacienda, deseo que se ennoblezca y aumente. Por la presente quiero y es mi voluntad, que ahora y de aquí en adelante para siempre jamás la dicha villa sea y se intitule la ciudad de San Cristóbal de la Habana de dicha isla de Cuba; y asimismo quiero que sus vecinos gocen de todos los privilegios, franquicias y gracias de que gozan los otros vecinos de semejantes ciudades, y que esta pueda poner el título y lo ponga en todas las escrituras, autos y lugares públicos, y así lo llamen los reyes que después de mí vinieren, a los cuales encargo, que amparen y favorezcan a esta nueva ciudad y le guarden y hagan guardar las dichas, gracias y privilegios; y mando a todos mis súbditos y naturales de mis reinos y de las dichas Indias, así eclesiásticos y seglares, de cualquiera dignidad, preeminencia o calidad que sean, le llamen e intitulen a la dicha villa, la ciudad de San Cristóbal de la Habana, y que ninguno vaya, ni pase, contra este mi privilegio, el que hagan guardar todas y cualesquiera justicias de estos dichos mis reinos, y de los de nuestras Indias, como si en particular fuera dirigido su cumplimiento: de lo cual mandé dar la presente firmada de mi mano, y sellada con el sello. En Eras, a 20 de Diciembre de 1592.—Yo el Rey.—Yo Juan Vázquez, secretario, la hice escribir por su mandado.

En 1598 la población constaba de 800 vecinos o sea 4,000 habitantes.

En 1634 llegó a reconocerse la importancia del puerto y ciudad, puesto que en Real cédula de 24 de Mayo de dicho año se le llamaba “Llave del Nuevo Mundo y antemural de las Indias Occidentales”; y en 1665 se le confirmó el uso del escudo de que estaba en posesión mucho tiempo antes, según aparece de las actas de Cabildo.

La Reyna Gobernadora por cuanto la ciudad de San Cristóbal de la Habana, en carta de 22 de Mayo de este año, ha representado que con el transcurso del tiempo no se había podido hallar aunque se había buscado, el origen de la merced que le está hecha de tener por armas tres castillos y una llave en campo azul, señal de su fortaleza y del valor con que sus naturales y vecinos la defendieron en las ocasiones que se ofrecieron; y para honor y lustre de la dicha ciudad en los siglos venideros, suplicaba que en premio de su lealtad se le confirmase la dicha merced, pues el descuido que había habido en guardar los papeles de su orígen no había de defraudarla de este honor que había  merecido. Y habiéndose visto por los del consejo de Indias, teniendo consideración a los servicios de la ciudad de la Habana y a la fuerza conque los ha continuado, he tenido por conveniente hacerle merced, como por la presente se la hago, de que de aquí en adelante use y pueda usar de las mismas armas de que constare haber usado hasta aquí, en la misma forma que va referido, que yo lo tengo así por bien y mando que ninguna persona le ponga impedimento a ello, que así procede de mi voluntad. Fecha en Madrid, a 30 de Noviembre de 1665.—Yo la Reyna.— Por mandato de S. M.—D. Pedro de Medrano“.

Compónese dicho escudo de tres castillos de plata sobre campo azul, alusivos a las tres fortalezas que guardan la boca del puerto, y una llave de oro que manifiesta serlo de las Indias, como estaba declarado por SS. MM. Tiene por remate una corona, y por orla el collar del toisón, blasón tan estimable como bien merecido del amor y fineza de esta ciudad, como lo expresó así en su cabildo la discreta circunspención de su gobernador D. Francisco Dávila Orejón, de quien en otras partes tengo hecha memoria”. (Arrate).

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