Por el promotor de lectura Adrián Guerra Pensado
Nadie es culpable de que los niños no lean, pero todos somos responsables.
La lectura tiene un gran parecido con la nutrición. Un niño bien alimentado, generalmente crece sano y vigoroso. Un niño bien nutrido de buenas historias y buena poesía y canciones, crecerá enriquecido en su noción del mundo, conocerá diferentes maneras de nombrar las cosas, amplia y mejora su vocabulario y desarrolla su imaginación y creatividad.
El niño sentado en el regazo del adulto aprende que ese extraño juguete se llama libro, que sus páginas se pasan una después de la otra y que allí están guardados objetos, animales y personas que él reconoce, pero que no son reales. Esas representaciones serán sus primeras lecturas.
Los primeros libros reúnen las imágenes, claras y sencillas, por temas, como por ejemplo: mis juguetes preferidos, mi familia, animales, mi ropa, etc.
¿Cómo hacer para que su pequeño lea? Muy sencillo. Léale usted, cuéntele los cuentos que usted recuerda, anécdotas de su vida personal y familiar o invéntelas con él noche a noche como un ritual igual que el de lavarse los dientes antes de ir a dormir. Él crecerá con un rico manejo del lenguaje y llegado el momento de aprender a leer las palabras, nada será difícil.