Parte del huracán de Santa Teresa en 1768

En: Parte oficial del gobernador Bucarely sobre el huracán Santa Teresa, al ministro Arriaga. (27 octubre 1768)

El 14 del corriente pudo verificarse la salida de este puerto de los paquebots correos el Colón y el Quirós, que la continuación de tiempos contrarios y calmas tuvo detenidos muchos días. Lo mismo debían practicar  distintas embarcaciones del comercio que, ya cerrados sus registros sólo aguardaban oportunidad de hacerse á la vela.

Pero habiéndose el 15 reforzado el viento por S. O. corriendo hasta el N.O.E. con el huracán más terrible que se ha experimentado en la isla, fue una desolación universal en buques, edificios y campos, dejando llenos de espanto á cuantos conocían sus tristes efectos.

De las embarcaciones, sólo las fragatas del Rey Juno y Flecha pudieron conservar sus anclas sin recibir daño. Las demás, hasta el número de sesenta y nueve, después de andar errantes en el puerto, ó zozobraron, ó vararon en sus costas.

En la ciudad pocos han sido los edificios que no sufrieron ruina. Los cuarteles y puestos de la plaza recibieron bastante daño, y en el recinto cayó una cortina desde el sitio que llaman Matadero ó la Tenaza antigua que da á la marina.

En los almacenes de pólvora padecieron destrozo las puertas, ventanas y tejados. Inmediatamente se ha acudido al remedio y quedan reparados siendo poco el daño que ha recibido este precioso género.

Las casas capitulares y la cárcel amenazaron tanta ruina, que para celebrar los cabildos, ha sido preciso destinar una de las piezas de la casa en que vivo; y para los presos componer la de un particular.

De los partidos de la jurisdicción van llegando iguales noticias. Por la costa del Sur fue furioso en el surgidero de Batabanó, donde se perdieron cuatro embarcaciones que estaban ancladas; entró el mar una legua adentro y arruinó el almacén de tabacos donde había algunos miles de arrobas.

Por la del Norte parece que sólo se extendió el daño á los montes de Jaruco; y de seguro sé que no alcanzó a Matanzas.

Los ingenios de la jurisdicción no sólo han sufrido generalmente en sus fábricas, pérdida de caña, arroces, maíces y platanares, sino en el destrozo de sus montes y dificultades de alimentar á los negros.

El Morro apenas tiene algún tabique interior que reparar. En la Cabaña solo gasto de jornales; y en Atarés con poca diferencia, á excepción delante del foso que también ha padecido.

Los tres navios que están en grada, se mantuvieron sin haber sufrido la menor lesión, contra lo que temíamos los que sufríamos el temporal.

De los dos correos que salieron el 14, volvió el Colón el 20 desarbolado de todos sus palos; sufrió el temporal á cinco leguas á barlovento, estando cuando empezó á la vista del Quirós del que no hubo noticias después.

Las desgracias de muertos y heridos no son á correspondencia del temporal, ni aun ha sido posible averiguar lo cierto.

Mis providencias en el día están reducidas á reparar en la parte que se pueda los daños, á ponerme en el estado de defensa que tenía el 15 por la mañana y á evitar la confusión que en tales casos puede perjudicar.

Me faltan los auxilios más seguros, que son los caudales. Temo la falta de comestibles para el público y tengo sólo remotas esperanzas de remedio de Nueva-España, para lo cual he pedido al comandante general de la escuadra despache una fragata á Veracruz que pase mis avisos á aquel Virrey.

Este público es acreedor á las piedades del Rey para remedio de los daños que ha sufrido.

El primer objeto es el de los víveres; y pediré al virrey que los deje embarcar libres de derechos y al intendente que se despachen aquí del mismo modo.

 

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