Carta a su esposa ( 10 nov. 1930)

Sujum, 10 de noviembre de 1930.

Chelita mía:

Ayer recibí —enviado desde Moscú —un papel de V.49  en que me dice que no tienes noticias mías y le escribes a él preguntándole por mí. De la incomunicación existente tienen la culpa los compañeros de Moscú, que quedaron encargados de ser intermediarios. Yo te he escrito siete cartas en total; cuatro desde Moscú, de la cual hasta hoy sólo me consta que recibiste la primera, fecha 17 de agosto, y tres desde aquí —el sanatorio, en el cual estoy desde el 11 de octubre. El papel de Jorge tiene fecha 13 de octubre, y yo creo que ya habrás recibido alguna carta más; pero como quiera que Junco me escribe diciéndome que una de las cartas que dejé a Sorm…50 no ha sido enviada, y que otra mía la devolviera de Alemania, he decidido ahora escribirte sin contar con los compañeros de Moscú, y te mando otra carta por tres vías, un original y dos copias de carbón.

Alguna de las copias debe llegar. Quiero decirte qué cartas he recibido de ti. Hasta ahora he recibido cinco cartas, de las fechas siguientes: 21 de agosto; 28 de agosto; 8 de septiembre (a lápiz, por el dorso de un manifiesto de la C.S.L.A.);51 27 de septiembre y 30 de septiembre. (Estas dos últimas las he recibido aquí, en el sanatorio.) Recibí, además, una de papá, que contesté incluyéndola en una tuya, y una copia de la carta del Partido con el nuevo cuño.

Ahora debo decirte en esta carta triplicada las cosas más importantes y que ya te he comunicado en cartas anteriores.

Primero: Estuve efectivamente muy grave en Moscú. Un recrudecimiento violento de mi enfermedad se complicó con un cólico renal y posteriormente con un serio trastorno intestinal. Bajé quince libras y creí durante unos días que no saldría ya de Moscú.

Segundo: Estoy ahora en un sanatorio en el Cáucaso, cerca de Sujum, ciudad situada en las orillas (al este) del mar Negro, y que pertenece a la República de Abjazia, una de las que integran la URSS. He mejorado bastante; he aumentado ya seis libras (en tres semanas). El clima aquí es muy bueno; el aire muy puro (mil y pico de metros sobre el nivel del mar); los médicos y la organización y condiciones técnicas del sanatorio son muy buenos; pero el  tratamiento casi exclusivo que aplican es el neumotorax. Yo no he querido someterme a él, por la poca o ninguna seguridad que tengo en poder continuar un plan como ése, cuya interrupción trae funestos y rápidos resultados. Estoy, pues, sometido sólo al  tratamiento climatérico, es decir; al trípode «naturista» de alimentación, reposo y aire libre y puro.

Tercero: Ha habido sus porquerías —en el Congreso— respecto a Cuba y a mí; pero sólo de parte de Martínez y algún otro burócrata; en general las hubo cuanto a la América Latina de parte de Martínez; éste se me ha revelado como un tipo mezquino, nocivo, desleal, contrarrevolucionario, en fin.

Cuarto: Estando todavía muy mal en Moscú trabajé veinticuatro horas seguidas en la cama, haciendo un buen informe para la conferencia de los Partidos. Fue leído en la conferencia por Junco y acogido con gran interés; pero le introduje algunas adiciones y enmiendas y dejé a Junco encargado de pasarlo en limpio, y hace cuatro días recibí la copia llena de errores, y faltándole fragmentos. Probablemente Junco botó el original. ¡Qué vamos a hacer!: lo arreglaremos. Las cosas más sencillas no se pueden confiar a nadie: hay que hacerlo todo por las propias manos.

Quinto: Aquí ya puedes imaginar lo aislado que estoy. Hoy —10 de noviembre—, las últimas noticias que tengo de Cuba son de fecha 30 de septiembre, por tu carta y por unos recortes que me mandaron de Moscú. Por eso conozco lo de la manifestación estudiantil y el  choque con la policía, lo del procesamiento de Marinel-lo, los heridos, etcétera. ¡Pero nada más desde esa fecha…!

Sexto: por lo que he visto en los recortes de La Marina respecto al documento de los veinticinco sindicatos, su redacción y la iniciativa, compruebo el peligro anarquista que señalé en mi carta del 30 de marzo a los compañeros del C.C. Están ganando terreno. ¡Ojo con ellos! Ya le hicieron bastante daño al movimiento obrero de Cuba y jugaron con las masas en las huelgas del 19.

Séptimo: Yo me siento ya en condiciones de hacer sin peligro el viaje de regreso. Enseguida que políticamente sea posible debo regresar a Cuba. Claro que no me convendría llegar para ser puesto en la cárcel: como agitación, éso no vale nada, y me haría gran daño físico. Pero acaso eso se pueda evitar. En fin, ustedes saben qué conviene: yo espero noticias u órdenes.

Chela: extraño enormemente tu presencia y tus cuidados. Quiero —te exijo— que te cuides; recuerda que eres débil, y tómate tu tiempo de descanso. Yo sé —ahora— lo importante que es eso para poder trabajar con eficiencia y continuidad. Saluda a todos los compañeros en mi nombre. Abrazas al Viejo a y al Chico. Recuerdos a los tuyos y a J. M. y Esperanza. También a los míos, a los que he mandado una carta directa. Para ti el recuerdo amoroso y el abrazo de tu compañero invariable

RUBÉN.

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