El poblado indio de Tarraco

Por: Gerardo Castellanos García
En: Relicario histórico, frutos coloniales o de la vieja Guanabacoa

Otro de los indiscutibles lugares que se citan como antiguo poblado de indios, es el de Tarraco. Hay informaciones de Alfredo Zayas y Antonio Bachiller y Morales, de atendible cuidado, aunque no se detienen a considerarlas los faros de la historia guanabacoense, cuales son Cayetano Núñez de Viílavicencia, Félix Vidal Cirera y Elpidio de la Guardia. Zayas y Bachiller, tuvieron que sacar sus datos de algún sitio, cuando los ofrecen, respectivamente, en Lexicografía Antillana y Cuba Primitiva.

Bachiller y Morales dice que Tarraco es nombre vascuence; y que el pueblo indio que allí existió fué absorbido por Guanabacoa. Frente a esta aseveración filológica, Zayas dice que Tarraco es “vocablo indio, que presenta el sonido de la R doble y fuerte“, y “que fué un pueblo de indios inmediato a la ciudad de La Habana, que se refundió en el de Guanabacoa, y estaba a orillas del arroyo de igual nombre, y que el Ayuntamiento de La Habana, en 12 de junio de 1554, dispuso se reunieran los indios en el paraje que titulan Tarraco“. (La ciudad de Tarragona, de España, en un período del dominio musulmán, se llamó Tarraco.) De modo que ambos historiadores señalan a Tarraco como pueblo de indios, establecido a orillas de ese arroyo.

Hubo, pues, pueblo de indios en tal sitio, según ellos. Pero, insistiendo en buscar quienes iluminen mejor, y precisen, advierto que ni Pezuela en su Diccionario, ni Imbernó en su Guía Geográfica, citan el lugar.

Una observación crítica hay que oponer a Alfredo Zayas, y es que no obstante lo que apunta en la página 483 de su Lexicografía, en el acta del Cabildo de La Habana de junio 12 de 1554 (tomo primero de las mismas, preparado por el Historiador de La Habana, publicado en 1937), si bien se tomó el acuerdo de que “en armonía con lo tratado con los dicbos indios, se le haga un pueblo, porque estando así juntos se podrá tener cuenta y razón con ellos“, no se menciona a Tarraco.

Tampoco otros planos de esta Villa y sus contornos anotan con tal nombre ese pequeño arroyo o confluente del Santa Rita, que a su vez lo es del Chipre y Fray Alonso. En su intachable plano de la Asunción de Guanabacoa, el agrimensor Mariano Caries le llama Farruco. Es el teniente coronel de Ingenieros Francisco Coello el que en el suyo de 1853, le fija el nombre de Tarraco al arroyo y a un puente en la calle de Venus.

Vamos a ver dónde está situado y cómo es ese arroyo y la zona que baña. Corre bacía el suroeste, por lo urbanizado ahora. Por el Este se alzan los cerros que llaman Loma de Fray Alonso y del Carbonero, por donde cursan el arroyo de Fray Alonso, el enarco de los Caballos y el arroyo de la Jata. De la calle Samaritana llega a San Sebastián el arroyo de aguas termales Santa Rita, a cuyos baños dedicaré merecidas páginas. Y de Santa Rita, entre Camarera y Animas, por donde estaba el puente de Palo Blanco (estoy situado en el año 1851) conecta Tarraco, que se desliza por cauce pedregoso basta el puente de Di-visión y Luz y el centro de la quinta de Salas en Nazareno-Luz-Bertemati; llegando a Corrales, donde un pequeño brazo se bifurca por el fondo del convento de San Francisco, y finalmente Tarraco se joroba y estaciona en los baños de Barreto.

Este arroyo riega el centro de la Villa por área de serpentina. Hay noticias de que en tiempos remotos, cuando todo era virgen, con manigua y bosques, se prestaba a cultivos. Su linfa, así como se recuerda la de Santa Rita, era dulce, pura y aprovechable, con olor y sabor sulfuroso.

Ocurre aquí, al igual que en la toponimia fluvial del mundo, que cada tramo de río, o de afluente, o confluente, o brazos menores de una corriente, recibe el nombre del barrio, región o pueblo que atraviesa. Así con los ríos, riachuelos, arroyos y cañadas del área guanabacoense. A esto se debe que un sector o tramo del legítimo Tarraco, más tarde recibiera el nombre de Santa Rita, que ha mantenido hasta hoy, mientras el del primero ha desaparecido de la memoria de todo el mundo y de la historia.

 

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